martes, 14 de junio de 2011

Alguién me está mirando. (John Carpenter). Someone's Watching Me! 1978. Estados Unidos.

Película hecha para televisión en 1978, este es el cuarto largometraje de Carpenter, justo después de filmar Halloween. Es, probablemente, el período más creativo de su carrera, ya que entre 1974 y 1984 dirigió 10 películas entre ellas La Cosa (The Thing), Christine y Escape de Nueva York (Escape from New York). Seguramente porque fue hecha para televisión y además por su momento de creatividad, Carpenter deja el terror sobrenatural y/o violento para introducirse en una historia de suspenso, algo convencional pero no por eso menos brillante. ¡Cuantos directores que alguna vez hicieron su cuarta pelicula no habrán deseado que les saliera tan bien cómo esta!

La historia es simple, una chica se muda a un departamento lujoso en un gran edificio y poco a poco se da cuenta de que está siendo observada primero y luego acosad por un extraño que vive en el edificio del frente y que le va hacer la vida imposible.

Dirigida con maestria y precisión, Carpenter agrega aristas que podrían pasar desapercibidas, pues están tan metidas en la historia que no se destacan, pero son justamente las que producen que esta película se distinga de entre las cientos de otras películas con historias similares. La primera es la protagonista, una mujer de muy buen humor, frontal, que sale lo que quiere y que es una luchadora incansable. Trabaja cómo directora de programas de televisión y es muy atractiva, por lo que sabe muy bien cómo manejarse entre un mundo de hombres. Por otro lado los hombres que la acompañan, incluido el novio, podrán tener buena voluntad pero nunca resultan lo suficientemente confiables y útiles, o no creen en ella o no saben que hacer para solucionar su problema.

Seguramente la escena que más se destaca en este sentido de separar la situación de poder entre hombres y mujeres es aquella en la cual ella se mete debajo de una rejilla y el asesino, literalmente le camina por encima sin darse cuenta.

Muchos aires hichcockianos, tanto en los ambientes reducidos en los que transcurre la acción, los homenajes para nada velados a La Ventana Indiscreta (The Rear Window) cómo en que Carpenter abandone sus efectivas y simples melodías hechas con sintetizadores por una música incidental hecha con orquesta. También hay algún acercamiento a Dario Argento pero no toma él las escenas sangrientas y muy elaboradas del maestro italiano, sino los planos detalle de los objetos del asesino, que de tan cercanos no los pdemos distinguir y el mostrarlo cómo un elemento secundario que pasa desapercibido en la escena pero que deja una sensación de misterio, opresión, confusión y paranoia.

Tal vez una mirada desatenta pueda hacer creer que estamos ante una película de suspenso común y corriente pero aunque no se perciban sus notas sobre política, sexismo, cine y literatura, lo que sí se nota es su tremenda efectividad narrativa en una historia que no da respiro.

Casi muy buena.