jueves, 17 de diciembre de 2009

One way boogie woogie / 27 years later. (James Benning). 1977 / 2004. Estados Unidos.

Una de las mejores cosas que tienen los festivales de cine es que sirven para descubrir películas muy raras, experimentales, totalmente anti-narrativas y sin embargo, comprensibles, disfrutables y no exentas humor. Cómo dijo el director, antes de comenzar la función, se trata de un estudio sobre el paso del tiempo, y cómo buen estudio, su objeto es tomado de muchas formas, abarcando muchos de sus aspectos, no quedándose en un solo tema y con todos produce algo interesante.
Cómo queda claro en su título la película está divida en dos partes, la primera parte llamada One Way Boggie Woogie fue filmada en 1977, con la mejor película (me refiero al soporte donde queda la imagen) de 16 mm que se podía conseguir en esa época. Se trata de 60 imágenes tomadas con una cámara fija que duran exactamente 1 minuto cada una, de una zona industrial, en las afueras de la ciudad y de su gente, pero no trabajadores, (aunque algunos se cuelan) sino personas que disfrutan o sufren de estas condiciones, el tono es en general de crítica y todo está muy marcado y planeado. De a ratos se cuela un humor surrealista, en situaciones que se repiten dentro de la misma toma o en pequeños accidentes (el hombre que no puede arrancar un auto mientras pasan varias personas caminando, en bicicleta o a caballo) y en los casi nulos diálogos. El final con el carrito de bebé que se pierde en la calle y sobre todo el auto que se detiene de frente a nosotros con el conductor muerto no podría ser más terrible ni más claro respecto del mundo que Benning intenta reflejar. A todo esto hay que agregarle un muy dedicado trabajo para conseguir imágenes de una belleza casi abstracta, no es que no se note que eso que estamos viendo es una casa, un edificio o una montaña de neumáticos, pero todo es tan simétrico y los colores tan saturados (el rojo es siempre el mismo tono fuerte de rojo, el verde siempre es el mismo tono fuerte de verde y así) que uno cómo espectador, podría distraerse simplemente en eso y no en las pocas cosas que pasan.
La segunda parte es básicamente igual, filmada 27 años después, con las mismas tomas exactamente en los mismos lugares, con los mismos actores haciendo lo mismo que la vez anterior (aunque estén mucho más crecidos y la locación haya cambiado por completo) pero son justamente los cambios los que la hacen más interesante, siempre se está esperando ver cómo cambió el escenario, cómo cambiaron las personas y cómo va a hacer el director para expresar lo mismo si muchas cosas son completamente distintas. El humor ahora pasa por lo absurdo de repetir las situaciones y forzarlas con la misma banda de sonido de la película anterior, y tanto las tragedias cómo las luchas de los distintos personajes quedan más en segundo plano (no es que antes estuvieran muy destacadas) pero si algo queda claro es que después de 27 años, la vida de estas personas de clase obrera no se ha modificado demasiado, más lo ha hecho el paisaje, que filmado con una película más sensible, termina siendo con sus colores menos saturados, más realista y menos abstracto.

Muy buena.

martes, 1 de diciembre de 2009

El muelle. (Chris Marker). La Jetée. 1962. Francia.

Estas películas fueron vistas en la misma función pero cómo solo la primera me pareció importante es la que elegí para encabezar la nota.

A.-El muelle. (Chris Marker). La Jetée. 1962. Francia.

A estas alturas de su trayectoria, ya se puede considerar a este cortometraje de apenas media hora, cómo todo un clásico del cine de ciencia ficción. La historia es la de un prisionero que es obligado a viajar en el tiempo para conseguir ayuda y en sus viajes se encuentra con una mujer de la cual se enamora (si alguno cree que esta es una historia repetida, lo que pasa es que 12 Monos de Terry Gillian es una muy mala remake).
Cómo los mejores capítulos de La dimensión desconocida (Twillight zone), no solo hay una buena narrativa, una idea original, circularidad, tragedia y romance encerradas en un pequeño formato lleno de ingenio que saca provecho de su presupuesto mínimo. El sistema empleado es el del foto montaje o sea que en vez de que las imágenes sean de 1/24 segundos duran mucho más tiempo, y su duración tiene que ver con las ideas del tiempo y el montaje que tenga el director; igual que en otra obra maestra del foto montaje Unas fotos en la ciudad de Sylvia de José Luis Guerín, hay un instante en el que se abandona el foto montaje por una filmación de cine, un instante vida entre tanta quietud de muerte, no es extraño que sea dedicado al momento del enamoramiento.
Se podrían definir este tipo de películas en dos clases, en una parece que sacaron fotos y luego las juntaron para ponerles una historia (Milongas, Sebastián Freire), en otros parece que filmaron y eligieron algunos fotogramas para crear el montaje. Sin importar a cual de las dos clases pertenece este cortometraje, (aunque sin duda está más cerca de la segunda que de la primera), lo interesante es que no solo la historia es entretenida y la realización impecable sino que cómo en toda gran obra, el contenido es inseparable de la forma.

Muy buena.


B.- Recuerdo de cosas por venir. (Chris Marker & Yannick Bellon). Le souvenir d'un avenir. Francia.

De este recuerdo ya recuerdo poco. Recuerdo que era una especie de biografía de una fotógrafa, contada por medio de sus fotografías. Recuerdo una voz en off, que hablaba muy rápido sobre varios temas, tan rápido que me costaba seguirla y recuerdo haber dormido un rato largo, por lo que no es extraño que me haya perdido varias de las cosas por venir.
En fin, fea, larga (dura 50 minutos), aburrida y para nada interesante, parece el opuesto de la película anterior, a pesar de estar hecha por el mismo director con colaboración de la hija de la fotografa.

Regular.


C.- Le traîneau-échelle. (Jean-Pierre Thiébaud). 1971. Francia.

Y si no fuera porque me desperté un poco antes del final de la película anterior, seguramente me hubiese despertado la música muy fuerte del comienzo de este bodrio de solamente 8 minutos.

Recuerdo que hace muchos años atrás había una serie de televisión de animación llamada El crítico, en la que el protagonista (un gordito, pelado, bastante infeliz) terminaba todos sus comentarios con el latiguillo de “¡Apesta!”. En un episodio él presenta la única película que dirigió, cuando era estudiante universitario, un filme espantoso en el que con mucho ombligismo, trata de hacer un paralelismo entre su propia insignificancia y todos los horrores del mundo. Bueno, esta película es una versión seria de esa parodia de film académico/experimental: el universo, Dios y otros temas no menores, condensados en fotos de paisajes, música grandilocuente y una narración al tono.
¿Quién necesita una película así? ¿O hacer una película así? Hay películas que abarcan los mismos temas, pero humildes y sobre todo narrativas, son un verdadero disfrute. Esta fue una tortura.

“¡Apesta!”

domingo, 15 de noviembre de 2009

Los amores de Astrea y Celadón. (Eric Rohmer). Les amours d'Astrée et de Céladon. 2007. Francia.

Demos gracias al universo, a Dios o a la suerte de que un montón de genes coincidieron junto con un ambiente propicio, que hicieron que naciera Eric Rohmer y sea uno de los grandes directores y que a sus 87 años sea capaz de dirigir obras maestras (aunque él aclaró que este será su último largometraje).
Cómo muchas veces antes, en sus películas el comienzo es errático, la imagen parece estar un poco borrosa y la sencillez que a la que llega aquí es de una precariedad absoluta, incluso en la puesta en escena (que puede llegar a causar una gracia que parece involuntaria) y en la forma de filmar que es muy esquemática (unos planos-contraplanos espantosos y torpes), hacen prever lo peor. Para colmo al principio nos informan que la película está basado en una novela del siglo 16 que a su vez cuenta una historia pastoril de cómo la gente del siglo 16 creía que era el siglo 5º. Las novelas pastoríles, hasta donde yo sé, son siempre de amores muy esquemáticos, exageradamente sufridos, no son temas de los que me guste leer o ver en cine, pero no le puedo negar a Rohmer una confianza ciega, después de todo no sería la primera vez que una de sus películas empieza de forma decepcionante para luego transformarse en algo brillante.
La historia era la predecible, debido aun desengaño amoroso, su novia le dice que no lo quiere ver más, un joven decide suicidarse, pero es rescatado por un trío de chicas nobles, muy ligeras de ropa y de ropas muy ligeras. Mientras tanto su novia y todo el pueblo lo creen muerto y ella sufre sin cesar. Es entonces cuando aparece alguien que cambia el tono y la trama de la película, un juglar que canta al amor libre y desprejuiciado en contra de las tradiciones del amor matrimonial y estable del resto de pueblo, este conflicto se mantendrá hasta el final, y aunque el personaje sea secundario, hace que pronto todo cambie de sentido y la película se vuelva muy libre, graciosa, ágil, bien filmada, picaresca y profunda.
Es cómo si fuera un estudio sobre el amor, que va madurando y con el tiempo, después del sufrimiento, la adoración, la decepción, el amor platónico, descubre que se comienza con la carnalidad y con su propio reflejo. No se priva tampoco de hablar de religión, dioses, historia, arte pictórico. La verdad es que el final es tan gracioso y erótico (me hizo recordar a La Serie Rosa) que toda la precariedad del principio adquiere sentido, y la increíble belleza de la actriz Stephanie Crayencour, (muy clásica, cómo si hubiera salido del cuadro Venus Anadiomene de Theodore Chasseriau) se vuelve notoria e impactante, imborrable.
¿Qué más se le puede pedir a Rohmer o a un festival de cine o a todas las películas del año? Igual que después de ver por primera vez el Drácula de Bram Stoker de Coppola, (otra película que llevaba el amor, en ese caso caballeresco y trágico, y el erotismo al extremo, aquí una teta, allá el perfil del cuerpo desnudo de Winona Ryder bajo un ligero camisón) que por un tiempo todas las películas vistas después podían parecer insatisfactorias.

Excelente.

lunes, 2 de noviembre de 2009

Excursiones. (Ezequiel Acuña). 2009. Argentina

¡Cuanta mala suerte que tuvo esta película!
La vi o mejor dicho no-vi apenas 15 minutos después de Los Amores de Astrea y Celadón (Eric Rohmer) y ni siquiera cambié de sala, por lo que cada vez que trataba de concentrarme o de ver lo que estaba pasando, por mi mente pasaban escenas completas del film de Rohmer. Recién ahora puedo separar un poco las imágenes superpuestas en mi cabeza (casi cómo una doble exposición) de las dos películas.
Dos amigos, se reencuentran 10 años después del secundario, uno es un vendedor mayorista de golosinas, el otro un guionista de televisión o teatro. El primero tiene una idea para una obra de teatro unipersonal y le pide al segundo que lo ayude.
La falta de carácter de ambos, más el hecho de que cada uno quiere reconstruir su amistad con el otro, una forma tenue de volver a la falta de compromisos y al tiempo libre de la adolescencia, los hace divagar constantemente, casi nunca toman decisiones con tal de no molestar al amigo, sin embargo al final, algo los hará regresar y recordar que ya no son tan jóvenes.
Filmada con el mismo estilo que su película anterior (la excelente Cómo un avión estrellado), hay una sensación de libertad narrativa y una calma en su forma de mostrar la distintas situaciones que junto con la repetición de los actores en registros bastantes similares, puede decirse que lo hace un director muy coherente, incluso sigue utilizando largos planos en los que muestra un paisaje al mismos tiempo que lo musicaliza con canciones de rock independiente.
Parece que Ezequiel Acuña, aunque todavía le faltan muchas películas para confirmarlo, es cómo esos grandes directores autorales (incluso cómo Rohmer) capaz de mantener su mirada y su estilo en distintas historias que siempre encajan con su forma de filmar y hacerse reconocible para nosotros los espectadores.

Buena.

lunes, 26 de octubre de 2009

Mi estrella de la suerte. (Helena Trestiková). My lucky star. 2004. República checa.

Comencé a escribir esta nota unos meses después de ver la película por lo que pueden comenzar a desconfiar de lo que escriba aquí ya que he comenzado a olvidar detalles, por lo que en parte debí recurrir a Internet para refrescarme la memoria pero para esta película en particular no hay Web ni base de datos que valga, casi no hay información, ni fragmento ni fotograma. Es más, creo que lo más importante (y nos es para mandarme la parte sino para que comparen con otros films) que van en encontrar sobre la película es esta nota.
Primero que nada debo señalar, cómo muchas veces antes, que se trata de una producción para televisión, por lo que tiene todos los defectos que suelen tener estas producciones: apuro, precariedad, superficialidad. Todas las cosas que no se esperan ver en un film que trata de este tema: el holocausto.

El problema no es la entrevistada Zdenka Fantlová ni la falta de presupuesto (que no lo es tal). De hecho lo mejor que tiene la película es la historia que cuenta Fantlová, sus anécdotas, su disertación frente a una clase de alumnos secundarios es muy ingeniosa y está perfectamente hilvanada, además de que las consultas de los chicos no tienen desperdicio. La simpatía, las ganas de contar y la historia que cuenta daban para mucho más, no importa que por momentos parezca algo ya contado cientos de veces, estas historias merecen volverse a contar y siempre son interesantes, pero con esta base se podría hacer algo más profundo y mucho mejor tratado.

El comienzo es realmente bueno, con la señora Fantlová contando su vida en la actualidad, su regreso a su país después de muchos años y en el pasado antes de ser llevada al campo de concentración, sin embargo hay un momento en el que comienza a mostrar lo poco que confía la directora en los espectadores, es cuando la mujer cuenta cómo le gustaba la canción que da título al film, en ese momento se ven fotos de ella, del disco, de los interpretes y se escucha la canción, demasiadas cosas juntas, todo reforzado para que comprendamos la relevancia de la canción. Luego transcurre todo normal sin grandes defectos ni virtudes, con algunos descubrimientos interesantes cómo el material de archivo en la que se muestra un campo de concentración casi cómo una villa vacacional e incluso Fantlová comenta lo bien que la pasaban allí al principio, si hasta podía encontrarse a escondidas con su novio.

El principal problema llega, aunque no aparezca de golpe, cerca del final y es básicamente el mismo que en el momento de la canción pero reforzado por tratarse de un tema mucho más fuerte, en el límite de lo que debería mostrarse o no en todo el cine, cuando al final de la guerra, después de varios días sin comer y pesando solamente 35 kilos, es rescatada por un oficial inglés. Si Fantlová estaba contando ese momento tan fuerte y ya habíamos aceptado durante más de 40 minuto su sinceridad; si nosotros, los espectadores ya le teníamos plena confianza y simpatía y podíamos aguantar el horror que nos tiraba encima, pero se ve que la directora no, y en un acto que casi se podría calificar de traición hacia su entrevistada, decide ilustrar este último relato con las peores imágenes de campos de concentración. Yo podría comentarlas aquí, pero estaría haciendo lo mismo que la directora y además, son imágenes reales que ya hemos visto en films en los que eran necesarias.

Luego el fin regresa a su camino normal, sin brillos ni opacidades, olvidable, ni siquiera indignante en sus errores ni inolvidable por sus virtudes, solamente queda la idea que pudo ser mucho mejor.

Regular

sábado, 10 de octubre de 2009

Primer contacto. (Bob Connolly & Robin Anderson). First contact. Australia, Canadá, Estados Unidos. 1983.

“Hubo un tiempo en el que todo era bueno. Un tiempo feliz en el que nuestros dioses velaban por nosotros. No había enfermedad entonces, no había pecado entonces, no había dolores de huesos, no había fiebres, no había viruela, no había ardor de pecho, no había enflaquecimiento. Sanos vivíamos. Nuestros cuerpos estaban entonces rectamente erguidos. Pero ese tiempo acabó, desde que ellos llegaron con su odio pestilente y su nuevo dios (…)”. Taki Ongoy. Texto Nº 1. Víctor Heredia y Panchi Quesada.

En los años 30’s todavía quedaban algunos lugares de la superficie de la Tierra sin explorar (no nos vanagloriemos por modernos, hoy todavía falta explorar el 90% del fondo del mar) para los occidentales.
Mick Leahy y sus hermanos no eran exploradores pero eran ambiciosos y cómo se había descubierto oro en las costas de la isla de Papua Nueva Guinea, decidieron ver que había adentro, pasando las montañas, así que se consiguieron 90 porteadores, hachas, rifles, cuchillos y lo más esencial para nosotros, cámaras y película. Eligieron un paso a 3000 metros de altura que les pareció franqueable y se encontraron con unos fértiles valles y 1000000 de personas que jamás habían salido de allí, ni habían visto un hombre blanco.
La película se basa en este conmocionante choque.

50 años después los directores viajan al interior de esos valles y entrevistan a los que habían participado. Mick Leahy ya había muerto pero no sus hermanos y todavía quedaba material filmado de aquellos años. Más que suficiente para hacer una gran película.
Lo primero que resalta es la mutua curiosidad, los blancos y los aborígenes se examinan para ver quienes son realmente, los primeros para saber si es una zona rica en oro y si la comunidad es amigable o no; los segundos para verificar si eran espíritus o humanos cómo ellos. Una de las partes más humorísticas es esta última averiguación, los espíritus no mean, cagan o cojen (muy bien por los traductores que no usaron palabras más finas), así que se intrigan por el uso de los pantalones que parece impedirles hacer esto. El enigma parece no tener fin así que los extranjeros son seguidos y observados todo el tiempo y todo lo que hacen es examinado y recogido, hasta que alguno los ve haciendo sus necesidades y comienzan a darse cuenta de quienes son realmente. Otros de los momentos humorísticos es cuando los aborígenes recogen latas usadas del suelo y las usan muy orgullosamente cómo sombrero. Estos episodios también revelan la profunda diferencia entre las civilizaciones, los indígenas tienen un mundo tan complejo cómo los occidentales, pero con una visión profundamente espiritual (en el sentido animista del término) más que práctica, a ellos les preocupa saber sobre espíritus, antepasados, dioses y después, ya que no son ningunos tontos, las mejoras que les traen en formas de hachas y cuchillos.
Los blancos están preocupados por conseguir oro y producir respeto y miedo demostrando el poder de sus armas de fuego y si a pesar de todo esto los extraños seguen siendo hostiles, se puede matarlos en defensa propia.
Hace algunos días vi el último episodio del programa de televisión Filosofía aquí y ahora (sí, aunque no lo puedan creer, hay un programa de televisión que no muestra culos ni se regodea en modas pasajeras) conducido por Feimann, explicaba sus conclusiones a las que había llegado después de un largo recuento de la historia de la filosofía, y eran que basados en Niestche y Freud, el ser humano tiene cómo rasgo distintivo la búsqueda de poder, el poder cómo dominación de los demás humanos a cualquier costo, apenas dejando un resquicio para la esperanza.
Un rasgo que se hace explícito continuamente en esta película, pues más allá de las distintas culturas, el espíritu del hombre siempre se manifiesta en la obtención de oro, espejos, cuchillos o conchas de mar, todos estos elementos no son más que símbolos del poder que se intenta conseguir, para destacarse de entre los demás, y para conseguirlo se puede recurrir a la opresión, el trabajo a destajo o los favores sexuales. Después de todo tal vez no seamos todos tan distintos, tal vez por eso los aborígenes de Papua Nueva Guinea adoptan rápidamente la vestimenta occidental y cuando ven las filmaciones de hace apenas 50 años, se ríen, casi con crueldad y no poca vergüenza, de sus propias costumbres.

Mi memoria me dice que El cielo arriba y el barro abajo (Le ciel et la boue, Pierre-Dominique Gaisseau, 1961), es un muy interesante documental que transcurre en la misma isla pero tomando cómo eje la aventura y la exploración de nuevos territorios, más que el choque de culturas y para terminar habría que volver a ver la obra maestra Mil años más viejo (A thousand years older, Werner Herzog) que en apenas 10 minutos habla y profundiza tanto cómo esta película de los mismos temas.
Esta es la primera parte de una trilogía que se completaría con Joe Leahy's neighbors de 1988 y Black harvest de 1992.

http://www.flickr.com/photos/der/sets/72157601573390701/show/with/1602213459/

Muy buena.

martes, 15 de septiembre de 2009

Indiana Jones y los cazadores del arca perdida. (Steven Spielberg). Raiders of the lost ark. Estados Unidos. 1981.


Los cazadores de los efectos especiales perdidos.

Hay una gran diferencia entre esta, la primera película de la serie de Indiana Jones y la última, filmada el año pasado y son los efectos especiales, la irrupción de la computadora en la fabricación y creación de las imágenes tiene sus pros y sus contras y hacer la comparación me parece es un buen ejercicio para pensar esta película.
Sin duda lo mejor que tiene es la introducción, una gran aventura en si misma, en la que Indiana entra en un misterioso templo de alguna civilización precolombina oculto en alguna selva sudamericana para robar un cráneo hecho de oro, el templo es una sucesión increíble de trampas de todo tipo en las que caen algunos de los personajes secundarios (Alfred Molina en uno de sus primeros papeles). Lleno de acción y suspenso, con toques macabros (yo la vi cuando tenía 7 años y salí espantado del cine), el funcionamiento de esta secuencia es perfecto cómo un reloj, todos los acontecimientos e imaginativos artefactos funcionan perfectamente y la huida final con la gigantesca roca persiguiendo al protagonista ya es un clásico.
Luego llega la segunda aventura, mucho más ambiciosa y complicada pero también parece que por momentos, con tantos elementos, Spielberg pierde el control y hay varias resoluciones que no tienen suficiente fuerza y personajes que simplemente desaparecen (cómo el hombre con el parche en el ojo), además de algunas situaciones confusas. Sin embargo y justamente en los momentos en los que no pasa nada importante ni narrativo vuelve a funcionar el mecanismo de relojería y la emoción reaparece, es cuando Indy lucha con un nazi gigantesco a los pies de un avión que gira sin control o su escape por debajo de un jeep en movimiento.
Estos momentos tienen la solidez de lo físico, se nota el riesgo, se cree en el riesgo y el peligro que corren los personajes, no da la sensación de una imagen que discurre por detrás sino que Indy y los demás están metidos allí, aguantando los golpes, sobreviviendo a lo imposible y esto corre también para otras situaciones cómo la del final, que a pesar de su falta de lógica, (Indy y la chica se salvan por una intuición de él, basada apenas en una ilustración de la Biblia), mantienen la misma estética que se arruinaría (cómo de hecho sucedió en la cuarta parte) en caso de utilizar imágenes digitales.
Sí, en realidad ambos tipos de efectos tienen defectos: el antiguo y artesanal puede parecer un poco mecánico y estático y aunque el digital puede convencernos de que todavía viven los dinosaurios o King Kong, cuando se vuelven notorios, cuando resaltan demasiado en la puesta en escena, cuando no están perfectamente sincronizados con los actores, de vuelven notorios, torpes, fríos y pierden efectividad. Tal vez después de todo, lo más importante sea elegir cual es el más adecuado para cada situación, el digital sería bueno para hacer películas con ángeles, fantasmas, naves espaciales, animales que hablan o que no interactúan demasiado físicamente con actores, para todo lo demás, especialmente si hay situaciones de riesgo, si es necesario el contacto físico, la interacción con actores, lo mejor sin duda son los viejos efectos especiales técnicos, visuales, químicos, artesanales.
Cómo ejemplo para terminar les dejo el recuerdo de lo fallida que es Van Helsing cazador de monstruos de Stephen Sommers por su infinidad de situaciones de peligro resueltas digitalmente y lo efectivas que son (más allá de su calidad) todas las películas de la saga de Chucky, el juguete diabólico donde jamás van a ver el uso de algo digital en la imagen.

Buena.

martes, 1 de septiembre de 2009

Vida en Falcon. (Jorge Gaggero). Argentina. 2004

La falta de dinero no es tan grave para el cinéfilo, porque no sólo nos alimentados del cine de estreno, también nos gustan las películas extrañas y que mejor que ver películas extrañas cuando se tiene la excusa que no se pueden ahorrar $20 por semana. Podemos ver películas viejas, documentales, experimentales, etc. en museos, centros culturales y salas alternativas. Aprovechamos todas las promociones de entradas 2 x 1, bonos con precios a días miércoles, que las películas argentinas tienen precios económicos en algunas salas porque de más de una manera ya hemos pagado para que las hagan y obviamente, las funciones gratuitas. También sirve para conocer lugares que no conocería de otras formas, cómo la Embajada Francesa o ir a concierto de Hip-Hop o de rock.
Sigo sin poder ver Batman: el caballero de la noche (Christofer Notan) de la cual recibí muy buenos comentarios y otros estrenos que parecen interesantes, pero “la cosecha de películas nunca se acaba” así que llegué a ver este interesante documental sobre personas que tienen mucha, muchísima menos plata que yo.
Orlando y Luis viven en la calle, en alguna zona del barrio de Nuñez. Orlando es un hombre grande, que alguna vez tuvo familia, trabajo y casa y ahora que todo eso se acabó, se quedó únicamente con su viejo Ford Falcon, frente a una fábrica o terreno baldío, lo habita con algunos gatos y lo tiene todo arreglado para pasar el resto de sus días allí. Luis en cambio es joven, de 34 años pero parece mayor, ha decidido seguir el ejemplo de Orlando y se acaba de comprar otro viejo Ford Falcon para adaptarlo cómo hogar y tener al confiable y experimentado Orlando como vecino. Hay una gran diferencia entre los dos, Luis tiene todavía ganas de progresar y sus ambiciones lo hacen un poco solitario, siempre en movimiento.
Los días en general pasan plácidos, ocupándose de las comidas de humanos, felinos y ocasionalmente aves (es muy simpática la escena en la cual un pequeño lorito se une al grupo de palomas y trata de conseguir comida), visitando viejos amigos y organizando la vida paso a paso para conseguir que el Falcon de Luis arranque y mejore su aspecto, proporcionándoles no sólo un techo, también movilidad y un bien que pueden aprovechar si lo venden o lo cambian. El hecho de estar en la calle hace que constantemente se acerquen muchas personas de las más diversas: chicos que “ocupan” uno de los autos (lo que desata al indignación de Luis que había conseguido mejorarlo mucho, pero terminan casi cómo amigos) o vecinos/as que les proponen ir a vivir a sus casas o trabajar en sus negocios.

Buena.

lunes, 17 de agosto de 2009

Los hermanos corsos. (Gregory Ratoff). The corsican brothers. Estados Unidos. 1941.

En Córcega, el conde Franchi ha reunido a toda su familia, la razón es que está a punto de nacer su primer hijo, pero las cosas no salen nada bien, el hijo en realidad son dos hermanos siameses y el conde Colonna, enemigo de la familia, aprovecha la ocasión para invadir la residencia y matarlos a todos. Solamente el médico de la familia y un fiel criado consiguen escapar y se llevan a los niños quienes luego de una complicada operación (la película transcurre en el siglo XVIII) son separados no sólo por una porción de carne sino que serán criados en secreto por padres diferentes en ambientes completamente diferentes y lejanos hasta que cumplan la mayoría de edad, sin embargo hay entre ellos un vínculo misterioso, cuando Lucien (un educado caballero de París) tiene alguna sensación o emoción muy fuerte, Mario (un reconocido bandido de Córcega) las siente cómo propios. El reencuentro a los 21 años, la revelación de su verdadera identidad, y el anhelo de venganza los une en una relación que parece indestructible pero la carne es débil.
Si comencé esta nota con una reseña de la historia es porque no vale la pena detenerse en preámbulos más o menos sesudos, ni en la carrera del director ni en los actores ni en que está basado en un libro de Alejandro Dumas ni en sus logros cinematográficos o alguna otra característica especial, esta es una película muy llana, sin grandes escenas ni intrigas. Los dos papeles de Douglas Fairbanks Jr. son correctos y los efectos especiales de doble exposición son tan perfectos que ni siquiera llaman la atención (envidia deberían tenerles la gente de Transformers), creo que lo único destacable es Akim Tamiroff en el papel del Conde Colonna, que deja ver un perfil muy humorístico en su poder omnímodo y perverso, debajo de todos esos trajes caros no es más que un pobre gordo infelíz. Las escenas de acción simplemente surgen y se van cómo por arte de magia, sin mucho argumento y tampoco se destacan por sus coreografías ni su emoción.
A pesar de que tiene la originalidad de no seguir paso por paso todos los lugares comunes de las historias de aventuras y que termina bastante alejado del final feliz, el intento de indagar entre las relaciones entre hermanos, tanto las reales cómo las fantásticas, no consigue emocionar ni redondear todo lo que venía desarrollando y termina cómo comenzó, como una serie de viñetas forzadamente enganchadas sin sensaciones, emociones o carne que las una.

Un poco mejor que regular.

jueves, 6 de agosto de 2009

Búsqueda implacable. (Pierre Morel). Taken. 2008. Francia.

Comando.

Voy a tratar de ser tan breve y rápido cómo esta película: se trata de una trama vista cientos de veces, de acción vertiginosa y ultraviolenta, en la cual un padre, ex comando, debe rescatar a su hija que fue secuestrada por un grupo de trata de personas para prostituirla cuando se va de vacaciones a Paris.
Es realmente un acierto que el padre sea interpretado por Liam Neeson, un actor muy poco dúctil, alto y grande de cuerpo, y que parece poco ágil y con una expresión muy particular en el rostro, que siempre lo hace parecer infelíz, sin importar el personaje o la escena que esté haciendo. Aquí en ese gesto incluye también una gran dosis de furia que le da un aspecto temerario que lo hace perfecto para el personaje. Pero estamos hablando de una película tremendamente simple y lineal en la que cualquier escena es jugada prácticamente de la misma forma, y donde la gran velocidad y sadismo desatado no permite casi apreciar estos detalles.
Existen unas ideas bastante perversas detrás de la historia, el protagonista es el único que tiene la razón pero esta razón incluye las excusas para torturar y matar a cualquiera que se ponga en el camino, incluso personas que él sabe que son inocentes o al menos cuyos “pecados” no tienen que ver directamente con el secuestro de su hija. También es el único que tiene razón cuando piensa una sarta de boludeces sobre los viajes a Europa y le pone a la hija cientos de condiciones, que solamente en una película cómo esta pueden funcionar.
Lo único bueno es que no da tiempo para pensar en nada de lo que anoté más arriba y en otras cosas que se me puedan ocurrir más abajo. Su única intención es entretener y toda esta ideología defenestrable no tiene peso y termina siendo solamente una excusa para la acción.
Hecha por la misma gente que hizo El transportador 1 y 2 (Corey Yuen y Louis Leterrier respectivamente) con guión de Luc Besson, estas eran un intento bien logrado de películas de acción pura y sin pretensiones, en las que el protagonista tenía algunas características de super hombre, que le permitía pelear utilizando coreografía muy elaboradas y fantasiosas y sobre todo una ideología clara, en la que nunca recurría al sadismo. En cambio este personaje, a pesar de que jamás falla un golpe o un tiro, es mucho más humano, tiene familia y tristeza, sabe que es un hombre incompleto, sacrificado y lo único que quiere es recuperar el cariño de su hija que vive con su madre, vuelta a casar con un millonario.
Creo que ya conté suficiente. Esto no es 300 (Zack Zinder) en la que la ideología lo impregnaba todo, es solo una película pobre en la que la ideología es utilizada porque en realidad no supieron cómo hacer para sacársela de encima, lo único que querían es que disfrutáramos de la violencia. ¿Eso es bueno, no?

Aprobó con mínimo indispensable y tal vez hasta un poco menos.

jueves, 16 de julio de 2009

Las armonías de Werckmeister. (Béla Tarr & Ágnes Hranitzky). Werckmeister harmóniác. 2000. Hungría.


Tonal - Atonal.

Un director profundamente intelectual puede producir películas crípticas, de esas que en general sólo disfrutamos los cinéfilos porque no se agotan en la primera visión, o porque se puede observar en ella alguna habilidad especial del realizador que nos permite apreciar las diferencias entre el cine puramente comercial narrativo y las poéticas que se toman su tiempo.
Lo primero que maravilla al ver una película de este director húngaro son sus planos secuencias: todas las escenas están filmadas con una sola cámara, pero en vez de hacer que la película sea cuadrada y estática, la cámara se mueve constantemente en una sensación de estar flotando etérea alrededor de los personajes y los escenarios. Lo segundo que impresiona es su increíble fotografía en blanco y negro, todo está iluminado perfectamente, en increibles grises y claroscuros dignos de cualquier obra expresionista.
El desafío para este tipo de directores es crear emociones y una narración que se puedan seguir con interés, aunque no sean las normales (ni las emociones ni la narración) y muchas veces que la historia sea totalmente extraña. Y mientras pienso en Ripstein, Tsai-Ming Liang, Goddard, Tarkovsky, Kitano y Sokurov cada uno con sus características especiales y sus raras habilidades para producir emociones (en sus mejores casos) con narrativas originales y aunque apenas he visto una película y media de este director, creo que ya habría que ponerlo junto a los directores que nombré antes.
Así cómo hay una música normal, la que escuchamos todos, con ritmo, melodía y armonía y basada en un registro de 7 notas, también hay otra que no está construida sobre estas bases, son atonales, trabajan la música con los sonidos que quedan entre las notas o utilizan estructuras totalmente distintas, cómo dicen en uno de los diálogos de esta película, son no-naturales, pero aunque sean mucho más difíciles de comprender, disfrutar o emocionarse con ellas, siguen siendo músicas y siguen tratando los mismos temas, desde otra óptica, muchas veces cómo un desafío para quién las escucha. El propio Bela Tarr se hace cargo de esta característica y la sigue hasta sus últimas consecuencias, desde su trabajo con la fotografía, la cámara, la puesta en escena, el montaje, los eternos planos secuencias y la historia hasta en sus errores, que se deben a su propia irreductible lógica artística.
La historia, tan extraña cómo la forma en que fue filmada, es sobre un hombre joven, con algún retraso mental que vive en un pequeño pueblo del interior de Hungría, allí la gente lo usa para todo tipo de mandado y reparto, de hecho en las primeras 24 horas de la historia parece que ni siquiera lo dejan dormir, pero una noche llega un extraño circo que trae a “la ballena más grande del mundo” acompañada por El Príncipe, un hombre de ideas revolucionarias, que dicen que con sus discursos ya ha causado la destrucción de varios pueblos. János, entonces se ve envuelto es una situación de violencia cada vez mayor que no consigue comprender, ni de la que puede huir, porque después de todo, todos lo están utilizando. Un inocente que trata de sobrevivir entre medio del caos.
Cómo ya comenté, los planos extremadamente estilizados y realmente espectaculares en su planificación y detalles, parecen ser los exactos para esta historia que se toma su tiempo, sin embargo hay uno en particular que me parece profundamente contradictorio y que tal vez sea el más bello, espectacular, planificado y emocionante de toda la película, es sobre un grupo de gente que invade el hospital de pueblo y muele a palos a todos los internados. Tarr sigue fiel a su estilo incluso en esta escena, la cámara flota lentamente recorriendo las distintas habitaciones, la violencia es muda, nadie se queja y los únicos ruidos que se escuchan son los golpes a las puertas y los objetos que se rompen. El final con el anciano desnudo y el descubrimiento de la mirada asombrada y aterrorizada de János, es inmejorable, sin embargo, los minutos iniciales me llevan a preguntarme si es correcto, aceptable, filmar tanta violencia con esta poética suave y flotante. Algún director importante cuyo nombre no recuerdo dijo que cada travelling era una cuestión de moral, yo humildemente me permito decir que cada plano es una cuestión de moral y de narrativa, por eso me sentí molesto. ¿Cómo puede ser que nuestra mirada, la mirada del director, permanezca imperturbable ante tanta violencia? En la primera parte de ese plano secuencia no se adopta el punto de vista de János sino el de los invasores, la cámara flota entre ellos mostrando sus barbaridades y ni siquiera tiembla. Justamente lo que le faltó, un temblor, una duda, algo que haya quedado sin ver porque se estaba demasiado asustado, apurado o excitado pero todo está medido y planificado hasta el último detalle (no puedo llegar a imaginarme cuantas horas habrá llevado la planificación y la filmación de ese plano). El único error es justamente no saber cuando cambiar de tono, cómo los músicos atonales que jamás van a meter una nota o una melodía en su obra, ni siquiera cuando haga falta y sea indispensable para mejorar todo lo que tienen para decir. Un poco más de apertura hacia otras narrativas, la hubiese hecho casi perfecta, porque aunque sea elogiable llevar hasta las últimas consecuencias un tipo de narrativa, el director tendría que darse cuenta de sus propias limitaciones y saber cuando cambiar (bueno, estoy pidiendo un milagro, ojalá todos pudieramos darnos cuentas de nuestras propias limitaciones y saber cuando cambiar, pero se trata de sólo una película).

Un poco mejor que muy buena.

jueves, 2 de julio de 2009

Una noche en Mongkok. (Derek Tung-Sing Yee). Wong gok hak yau. One nite in Mongkok. 2004,

El refugio está en los géneros.

No conozco mucho del cine de Hong Kong, lo poco que he visto es algo de John Woo, Johnny To, Jackie Chan y comentarios de que las películas que se hacen allí son las más violentas del mundo. Igual que con el cine hindú, aunque haya algunos rasgos comunes entre lo muy poco que he visto, no se pueden sacar reglas generales pero si notar cómo esos rasgos se destacan mucho y parecen diferenciarlos de algunas cinematografías cercanas cómo la coreana.
La violencia está en esta película y es mucha pero también hay toques de comedia romántica y de melodrama aunque no es el tipo de melodrama exacerbado que los coreanos suelen utilizar. Se trata de un policial centrado en un asesino profesional pero noble que es perseguido por la policía más bien corrupta, al mismo tiempo que se enamora de una prostituta de buen corazón.
Todo comienza con una pelea aparentemente sin importancia entre dos vendedores callejeros, que pronto se ve agrandada a una guerra entre mafias rivales y una masacre. Para vengarse uno de los jefes contrata a un asesino profesional pero novato, en realidad él se hace pasar por profesional aunque se sabe que viene de un pueblo muy pequeño y pobre, es también un chico bastante inteligente y descubre que lo están traicionando y que la policía le pisa los talones. Mientras escapa de la policía y trata de hacer su trabajo, salva a una prostituta de la golpiza de uno de sus clientes, comenzando un pequeño romance.
Siempre interesante aunque con altibajos, la narración corre veloz y precisa, llevándonos muchas veces a lugares extraños, que no tienen que ver con la historia principal pero están allí para mostrarnos la sordidez y la violencia de ese mundo, más precisamente de esa urbe superpoblada (la zona más densamente poblada del mundo según nos informan al final) en el que no se pude confiar ni en las apariencias ni en la falta de estas, estoy hablando principalmente de la escena en la cual los policías asesinan a un sospechoso por error y cuando están arreglando todo para que no los culpen, descubren que el muerto ocultaba una importante cantidad de droga. ¿Fue casualidad? ¿Fue suerte? ¿Se lo merecía o no? La película no lo explica, es más, juega con la ambigüedad moral y en muchos momentos parece estar contando cosas con más importancia de la que podría o debería, es más, esta elección de temas importantes es solo un juego para llamar la atención y mantener atento al espectador como por ejemplo, el enorme racconto (es cuando una película comienza con una escena y luego retrocede y cuenta durante mucho tiempo todos los acontecimientos que llevan a la escena del principio) que ocupa la mitad de la película y su paso paulatino del blanco y negro al color. Sin embargo, al ser una película de género, de esas que casi desde el principio se intuye todo lo que va a pasar, no importan estos experimentos que al final terminan siendo solo fuegos fatuos, lo que importa es que ateniéndose a las reglas consigue hacer surgir una emoción, una angustia que aunque no se pueda creer o suene contradictorio, calma y da esa sensación por la cual nos (o por lo menos me) gustan tanto los géneros, la tranquilidad de saber que se está en un lugar conocido, donde ya se ha estado muchas veces antes y lo mejor de todo, que el mundo es un lugar de reglas, a veces triste (la escena de tortura), a veces alegre (el romance con la prostituta), pero al final, predecible. Maravillosamente predecible.
Hermoso contraste; después de ver Petróleo Crudo; cambiar lo cerebral por lo romántico, la árida experimentación por los inocentes juegos narrativos y la incertidumbre por la certeza.
Muy buena.

lunes, 15 de junio de 2009

Swing girls. (Shinobu Yaguchi). 2004

El ciclo 2008 del cine club El Amante terminó cómo empezó, con una película acerca de unas estudiantes japonesas que forman un grupo musical. (La primera película de este ciclo fue Linda, Linda, Linda de Nobuhiro Yamashita sobre un grupo punk).
Aquí la anécdota es que varias estudiantes de la secundaria tienen que hacer cursos de verano cuando la banda del colegio que apoya al equipo de béisbol se intoxica con comida en mal estado, entonces deciden que ellas van a reemplazar a los músicos mientras estén enfermos, pero no saben nada, así que el único sobreviviente de la banda les enseña a tocar para formar una Big Bang.
Llena de altibajos, con varios baches narrativos pero siempre encantadora con esas chicas que son capaces de cualquier sacrificio con tal de aprender jazz y llena de personajes secundarios inolvidables cómo el profesor de matemática que no puede tocar absolutamente nada, pero es un fanático del jazz que les enseña a ser un buen grupo.
No tiene la profundidad de la película mencionada, no hay un crecimiento, apenas algunas insinuaciones de romance o una soslayada referencia sexual en una escena, por lo demás totalmente inocente y alegre y sobre todo no está la sensación de una etapa que termina.
Divertida y emocionante, todos sus defectos simplemente pasan de largo y se vuelven virtud, para desatar al final una felicidad desbordante, en el que igual que en Linda, Linda, Linda, el grupo se presenta ante el público, no para competir, cómo hubiera pasado en una película norteamericana, sino simplemente para mostrar y compartir con todo el orgullo el hecho de llegar a hacer lo que realmente querían.

Muy buena. Casi muy Linda, Linda, Linda.

lunes, 1 de junio de 2009

Petróleo crudo. (Wang Bing). Cai you ri ji. Crude oil. 2008

Cine ambiental.

Este blog no se llama así en vano, a una buena parte de los cinéfilos, nos tienta el voyeurismo, observar pero no participar y lo que más tienta para observar son las situaciones que nunca se hacen públicas: relaciones sexuales, el instante preciso que marca el paso entre la vida y la muerte (desde el documental El relámpago bajo el agua de Win Wenders hasta El Aura de Bielinski) y otros momentos muy íntimos de la vida de las personas. Por suerte este instinto se ha vuelto socialmente aceptable, lo hemos canalizado en una cinefilia, que por lo menos en mi caso, trata de ser analítica de lo que estoy viendo. Entonces estas notas que están leyendo no serían más que la socialización de la canalización de una perversión. La cinefilia también implica a veces que se hagan cosas poco sociables y podemos pasarnos varias horas en el cine, viendo películas rarísimas que nadie más ha visto (y que todavia no encuentro chica a la cual invitar) con tal de satisfacer esta necesidad enviciada de ver cine.
Este extensísimo documental de Wang Bing, cumple con muchas de las cosas interesantes para un cinéfilo cómo yo: la observación detallada, rigurosa y extremadamente formal de la vida íntima y laboral de un grupo de personas, (no hay escenas de sexo, con íntima me refiero simplemente a situaciones que en general no son filmadas o no se hacen públicas). De sus 14 horas de duración (de las cuales proyectan 12 cada día) sólo pude ver 7 horas y media, pero en este caso creo que es más que suficiente para tener una idea de lo que debe ser verlo completo. Si alguna vez llamaron a una película “documental de observación” dudo que se haya ajustado más a esa definición que este film que lleva la mirada sobre su objeto de análisis a tal extremo que puede ser tan fascinante cómo irritante, para que se den una idea, durante el tiempo que la estuve viendo hubo muchos planos con cámara fija que duraban 45 minutos o 1 hora o quizá más. Un desafío a la paciencia pero también la única forma de transmitirnos el tedio del trabajo monótono de un grupo de obreros (solo hombres) que trabajan en la extracción de petróleo en el desierto de Gobi, con pocos diálogos y valiéndose de elementos cinematográficos y algunos fotográficos. Largos minutos de ver a un hombre, con sus sucias ropas de trabajo, perdida su figura entre enormes y atemorizantes maquinarias, moviendo una palanca una y otra vez, una y otra vez arriba y abajo, causa indignación por su situación pero concentrarse en las variaciones de los pequeños detalles de la escena hipnotiza (cómo lo puede hacer una obra de musical de Phillip Glass, pero sin su emocionalidad desbordante, o mejor dicho la música ambiental, mucho más fría que la anterior, de Brian Eno), con los movimientos de los tubos, gomas, perforadoras y otras máquinas que vibran, ruedan, giran o se mueven sin sentido aparente; hacen que ese hombre del fondo de la imagen parezca un engranaje o una pieza más de un monstruo mecánico destinado a devorárselo.
El plano siguiente, con cámara fija, de aproximadamente 1 hora 15 minutos de duración (el plano más largo que he visto en toda mi vida cinéfila) demuestra por un lado la certeza de la frase de Bela Tarr (director húngaro también aficionado a hacer películas larguísimas) al quejarse de que el hecho de que los rollos de película virgen duren solamente 11 minutos implica una seria limitación artística (este documental está filmado con cámaras digitales) y por otro la inteligencia en la planificación para lograr que todos se comporten cómo si la cámara no existiera, para eso se usa la técnica de dejarla sola pero encendida y a la vista (técnica que también utilizada en Elsewere de Geyrhalter), en este caso encuadrando una cama donde hay 5 hombres sentados en la penumbra viendo una película de acción de Jackie Chan la cual solo podemos escuchar. Pero el profundo vacío que puede causar esto es interrumpido por pequeños diálogos y discusiones sobre el sueldo y los jefes, cómo para demostrar, lo sacrificado de trabajar en esas condiciones, lo injusto del trato que reciben y los buenos momentos que se pueden conseguir filmar con mucha paciencia.
Tan importante es lo que se ve cómo lo que no se ve. No hay mujeres, no hay jefes ni empleados administrativos, creo que en una escena muy pequeña aparece un cocinero, pero sobre todo la decisión de dejar la cámara casi siempre inmóvil hace que nos tengamos que imaginar que hay detrás, porque distinto de las narraciones convencionales, aquí podemos estar seguros que en las partes que no vemos de las habitaciones hay otras personas que también tienen historias para ser contadas.
Casi todos los planos transcurren en unos interiores opresivos de conteineres y el exterior es un enorme y frío desierto, difícil de soportar para los que trabajan allí, para nosotros cómo espectadores, sin duda lo más insoportable es cuando el director decide dejar la cámara en una habitación completamente vacía, durante largos minutos nada se mueve y sólo se escucha a lo lejos el incesante traquinar de la perforadora. Me levanté y me fui porque para mí era inconcebible que no hiciera un corte en esta secuencia.
Cómo la película no fue proyectada ordenadamente, tuve oportunidad de ver el final: después de observar en absoluto silencio durante 2 horas (con apenas 3 o 4 planos fijos) a un equipo de trabajadores, retirar los caños de una perforación, la cámara se aleja varios kilómetros y muestra el asentamiento solitario, rodeado de las montañas del desierto. Cómo si todo esto no tuviera relevancia, porque el hombre es demasiado pequeño, insignificante en sus problemas, trabajos, defectos, virtudes y ambiciones.
Aunque sucedan pocas cosas en estas 7 horas, la película tiene mucho jugo e historias para comentar, por ejemplo el proyecto original era que la película durara 70 horas que debían ser proyectadas 10 horas durante 7 días y cada 10 horas contenía un día de trabajo en la extracción, por suerte para nosotros el director Wang Bing no soportó las condiciones climáticas del lugar y debió abandonar el proyecto al tercer día. También hay una pequeña polémica por la forma de ser proyectada, solamente en una instalación, en la cual el espectador pueda entrar y salir a su antojo, no se proyecta en cines pagando entrada porque creen que en una proyección normal nadie la vería, no estoy de acuerdo, he visto películas más largas pagando entrada para verlas en partes, creo que una película de 14 horas podría proyectarse en un cine en 2, 3 o 4 partes sin mayores problemas (siempre hay algún cinéfilo dispuesto a aceptar el desafío), sin embargo debo reconocer, cómo dije antes, su característica especial de “cine ambiental” qué cómo esa música, sigue siendo interesante y hermosa aunque el espectador pueda, y a veces deba, dejar de prestar atención por un tiempo.
Si alguien necesita un operario para un pozo petrolero puede contratarme, ya lo sé todo.

No puedo calificarla porque no la vi completa, por algunos fotogramas en publicidades, parece que me perdí varias secuencias de trabajo al aire libre.

miércoles, 20 de mayo de 2009

Historias extraordinarias. (Mariano Llinas). Argentina. 2008.

Cine río.

Contar todo lo que sucede en esta película sería agotador, enumerar sus detalles también, no solo por su extensa duración sino porque en esas 4 horas y media nunca dejan de suceder cosas, no es cómo otras películas larguísimas que se toman su tiempo y observan, aquí hay una narración ágil, que todo el tiempo respeta las formas clásicas al mismo tiempo que inventa una nueva o al menos utiliza un camino muy poco recorrido: el literario. Un relato con varios narradores, que cuentan las historias de forma omnisciente, cómo si estuviésemos viendo la puesta cinematográfica de un libro mientras lo leen. Un trabajo sorprendente, casi sin silencios y que sin embargo no cansa ni comete casi nunca el error de contar exactamente lo que se está viendo; a veces cuenta lo que ya ha pasado, a veces lo que va a pasar, a veces lo que está pasando pero desde una óptica distinta y muchas veces lo que está pasando dentro de los personajes, agreguen a esto una estructura dividida en capítulos y la influencia literaria se vuelve innegable.
Recuerdo cuando era chico, mi madre o mi abuela me leían novelas de Julio Verne o Asimov, y mentalmente me imaginaba las escenas. Bueno, el cine es mucho más complicado que una imaginación de primera mano, pero la sensación es similar, las palabras siempre están antes, completando la imagen pero no molestando en absoluto y cómo el buen cine es casi siempre muy elaborado y programado lo que se muestra funcionaría igual de excelente sin las palabras. Estas lo envuelven, lo vuelven más transitable, pero no más digerible, preparan la imagen para que esté más clara en su significado (o le agregan otros) y en su trama, pero no lavan la historia, ni la hacen más simple de comprender ni evitan los lugares oscuros.
Cómo dije antes, la narración en sus dos primeras partes es clásica y además es hichtcockiana, trabaja el suspendo y el misterio con maestría, muchas veces usando los mismos recursos que el Maestro (La ventana indiscreta, The rear window, 1954) e imitando su estilo (una misma escena es presentada poniendo la cámara siempre de formas distintas para mostrar nueva información, se usan planos detalles de objetos que luego se vuelven importantes). Esto se mantiene extraordinariamente bien en la primera parte, donde el director también juega con el western y otros géneros y nos presenta las tres historias y los tres personajes principales X, Z y H (sobre esto volveré más adelante). En la segunda parte, comienza a mostrar que sus caminos son tan impredecibles cómo ese río que recorre H, continúa con su trama de suspenso y misterio pero se permite una digresión con una historia de un triángulo amoroso en “El caso de Lola Gallo” que es conmovedor gracias al recurso de poner de leiv motiv a Roberto Carlos.
Podría decirse que la tercera parte es la “polémica” de la película. Por un lado, Llinas abre un nuevo camino y muestra sus propias cartas, abandona paulatinamente la influencia de Hitchcock y se mete en terrenos pantanosos, además de mostrar el que suelen decir es el principal problema de este director, la egolatría. Recuerdo haber visto no hace mucho “La más bella niña” un cortometraje de este mismo director, en el que se le encargaba simplemente filmar un concurso de belleza, pero él lo transformaba en un ejercicio de género que algunos vieron cómo una obra conmovedora y otros cómo una burla sinsentido a varias personas que aparecían simplemente por sus rostros o su cargo, a mí me pareció un interesante ejercicio de cómo hacer una película de género con un material tan poco noble. A los que menos les gustó hicieron notar una fuerte tendencia de este director hacia la egolatría, que debo reconocer se nota por detalles en esta tercera parte, hay por ejemplo una escena durante una cena en la que la narración se vuelve demasiado obvia y la voz en off sobra o en el hecho de que H, justamente H, nunca hable. ¿Me está tomando el pelo? Pero donde más muestra la hilacha es en el cuento de los Jollys Goodfellows, él mismo se da cuenta de que está contando algo que sobra (lo dice su narrador), absurdo y alargando la película innecesariamente y para colmo está mal filmado con resoluciones muy rústicas.
Después de más de 3 horas, yo, que siempre prefiero el cine clásico y de suspenso, esperaba unas resoluciones que develaran los misterios, en vez de eso me encontré con unas historias que tienen más que ver con el género de aventuras que con el thriller y que fluyen cómo el río que recorre H, parece manso al principio, pero está lleno de recodos, vericuetos, puede tener el cause definido o desbordar para demostrar que no está todo dicho o convertirse en una carretera pavimentada porque en el cine todo es posible.

1º parte: extraordinaria. 2º parte: excelente. 3º parte: muy buena.

viernes, 1 de mayo de 2009

Shara. (Naomi Kawase). Sharasojyu. 2003.

Erosión.
Shun está jugando con su hermano Rei, corriendo por la calle, sorpresivamente, simplemente al dar vuelta una esquina, Rei desaparece.
Años después la familia todavía está tratando de superar esta situación. Shun está terminando el secundario y tiene una buena amiga. La madre Reiko está de nuevo embarazada y su padre, imprentero y calígrafo, organiza el festival más importante de la ciudad.
El dolor cala hondo e impregna todas las situaciones, pero esta es una película muy sutil y pudorosa con los personajes, casi no hay escenas emocionantes y cuando las hay la cámara (siempre en mano, nunca fija) elige alejarse.
La mirada inteligente y personal libera los sentimientos y los transmite cabalmente, sólo pidiendo un poco de paciencia al espectador que se ve compensada por las maravillosas escenas, por el contacto físico con la naturaleza y el reflejo del paso del tiempo.
Esta familia vive en un barrio muy poco céntrico de una pequeña ciudad, la comunidad y las casas están abiertas y hay muchos que se dedican a cultivar sus jardines. La cámara se pierde y se maravilla ante estos lugares con naturaleza y todos los rincones del barrio son mostrados en largos travellings que acompañan a los personajes en sus paseos, caminatas, juegos, corridas y caminos del colegio a casa. Igual que en toda la película los elementos de la naturaleza se ven reflejados con extraña exactitud y tienen que ver con los sentimientos de los personajes. Por ejemplo en la muy sencilla escena que sigue a Shun y su amiga Yu en bicicleta del colegio a sus casas, Shun conduce y Yu está parada sobre la rueda trasera, durante el trayecto se cruzan una moto que va en dirección contraria y el viento levanta por un instante la falda de Yu. No hay aquí atisbo de erotismo, solamente la demostración de que el viento también forma parte de la historia.
Pero la que se lleva los laureles es la lluvia: durante el festival que organiza el padre, un grupo de bailarines danza bajo la lluvia, provocando una sensación de alegría, de gozo, de heridas que se cierran, de olvido de pesares, de la dignidad de la lucha y la posibilidad (cómo dice el padre al final de la escena) de brillar, de hacer algo que sea realmente sorprenderte y les permita superarse. Todo en una única escena de 10 minutos de gente bailando.
Parece cómo si el dolor por la misteriosa desaparición de Rei fuese una montaña y cómo todas las montañas, es erosionada lentamente por el viento, la lluvia, las plantas que crecen, el paso del tiempo, así las nuevas relaciones, el nuevo hermano por nacer, la pintura, el hacer otras cosas fueran erosionando el dolor, que siempre va a estar allí, pero se va a volver soportable. La montaña se va a transformar en una meseta transitable.
En la última escena, después del nacimiento del nuevo hermano, la cámara vuelve hacia la imprenta donde estaban jugando Shun y Rei y abre una puerta y se empieza elevar mostrando las casas del barrio y luego toda la ciudad, todas tienen algún dolor para contar. En el último fotograma cuando terminaron los títulos (por eso yo siempre me quedo hasta que finalizan los títulos) muestra un cerro, con varias zonas sin bosques, seguramente alguna vez fue una montaña, ahora se puede subir a pie con poco esfuerzo.
Casi excelente.

miércoles, 15 de abril de 2009

El gran golpe. (Roger Donaldson). The bank job. 2008.

En el curso más interesante que hice este año que tenia el pomposo nombre de “La puesta en escena: cuatro formas del ritual”, Marcos Vieytes nos enseñaba que una de las más perfectas metáforas del acto cinematográfico es el robo de bancos: para hacer un buen robo y una buena película se necesitan dinero, materiales, ingenio, inteligencia, encontrar a las personas adecuadas, planear y ensayar todas las escenas hasta que salgan a la perfección y ambas pueden salir terriblemente mal por algún detalle que no fue tenido en cuenta. Recuerdo también una entrevista en la que Fabian Bielinsky explicaba que Nueve Reinas era una metáfora sobre un guionista y que El Aura era sobre un director de cine o mejor dicho sobre un espectador, que después de ver mucho pensaba que hacer películas era fácil hasta que le toca hacer una. Siguiendo este razonamiento se podría pensar que aquí se trata sobre un grupo de amigos que hacen cortometrajes los fines de semana y que de golpe les encargan hacer un largo para una productora importante. Nada es lo que parece, las distancias entre un buen aficionado y un regular profesional pueden ser inmensas, sin embargo, con un poco de ingenio y suerte estas distancias se pueden salvar.
Pero estamos hablando de un robo ¿No es así? Jason Stathan, en uno de sus mejores papeles, es engañado por la bella Saffron Burrows para que robe la bóveda de un banco, no sabe que todo es una trampa de los servicios de inteligencia británicos para conseguir unas fotos guardadas allí, el que posea esas fotos tiene el poder de chantajear con lo que quiera a la corona. Pero algo que no sabe ni el personaje de Stathan ni los demás es que se encontrará con verdades que gente poderosa no quiere revelar y harán todo lo posible para que nadie se entere, se verá de pronto, no solo perseguido por la policía, también por los servicios de inteligencia que obedecen a la corona, criminales de reconocidos prostíbulos y nobles del parlamento; deberá jugar sus cartas con inteligencia, cómo en el juego del truco, las mismas que lo pueden hacer perder, lo pueden hacer ganar.
Hecha cómo los buenos robos y las buenas películas, con mucha precisión e ingenio, la película consigue emocionar y generar una buena dosis de suspenso a pesar de estar llena de personajes secundarios que podrían distraer o quitarle fuerza, al contrario, agregan muchos matices a la historia y permiten que después de muchos años se pueda apreciar de nuevo a David Suchet, un muy buen actor que hacía de Hércules Poirot en la serie de televisión homónima, ahora con un personaje casi aterrador a pesar de sus atildados buenos modales ingleses. Cómo una metáfora de sí misma, aquí hay un grupo de buenos trabajadores, que a pesar de que parecen estar haciendo algo más allá de su capacidad, consiguen salir airosos y llevarse el botín a casa.

Muy buena.

domingo, 5 de abril de 2009

Exiled. (Johnny To). Fong juk. 2006

4 asesinos tocan a la misma puerta, buscan a un tal Wo, quien demorará en venir, mientras esperan se dan cuenta que 2 de ellos vienen a defender a Wo y los otros 2 a asesinarlo. Wo es un gangster que ha decidido formar una nueva familia (acaba de tener un hijo) y alejarse de la mafia. Menuda sorpresa es cuando después de una escena de acción con coreografías hermosas, pensadas hasta el milímetro, todos los personajes deciden abandonar la pelea y ayudan a Wo a instalar su casa y cenan fraternalmente.
En la mafia hay reglas, ahora que decidieron no cumplir con su misión, saben que todos serán asesinados, pero los une una amistad a prueba de todo.
Cómo una remake de La pandilla salvaje (Sam Peckinpah, 1969), este es un western honkonés donde la violencia y el sacrificio es solo una forma de expresar la camaradería entre estos desclasados, exiliados de la mafia y perseguidos por la policía, que deben luchar contra un enemigo que los supera en número.
Filmada como si fuera un ballet, la muy elaborada plasticidad de los complejos movimientos de cámara junto con la coreografía de las escenas de accción, los objetos y los colores, impresionan tanto, que uno se olvida que la trama es también elaborada, complicada y algo confusa, principalmente al principio, pero vale la pena quedarse y esperar.
Una joya difícil de encontrar.

Muy buena.

lunes, 16 de marzo de 2009

La casa de los 1000 cadáveres. (Rod Zombie). House of 1000 corpses. 2003


Cuando me pongo a ver este tipo de películas no espero originalidad, con un poco de diversión negra y sádica y una historia llena de baches e incongruencias me alcanza para entretenerme, así que pueden creerme que al terminar de ver esto quedé algo sorprendido, no sólo porque el nivel de sadismo es inusualmente intenso, incluso en este tipo de producciones, sino porque el director toma un punto de vista particular y una narración muy fragmentada que la vuelven irremediablemente incómoda aunque inteligente.
Cómo muchas veces antes, debo comenzar haciendo notar la desconfianza que le tenía al director, este en particular era (creo que todavía lo es) un cantante sin voz de su propio grupo de rock industrial (recuerdo haber escuchado parte de su disco Supersexy Swingin' Sounds con bastante agrado), con temas forzadamente oscuros, llenos de referencias a películas, cuentos y novelas de terror principalmente a producciones clase B, C o directamente de explotación, con algo de sexo de estilo chicas pin-up de los ‘50s. Tal vez todo este bagaje lo convirtió, no en el cultista idiota que parecía ser en entrevistas, sino en un verdadero conocedor con ideas propias, porque tratar de hacer algo original con este tipo de películas, no solo es extraño, sino que prácticamente va en contra de su propia tradición que no se quiere separar de la torpeza narrativa y de sus escasos temas.
Cómo todo buen artista, Rod Zombie consigue manipular todos los materiales que tiene y los dispone de formas extrañas. Así la sucesión de pantallas divididas, imágenes en negativo, cambios de formatos y de iluminación logran causar una extrañeza tan poco agradable cómo atrayente. De una forma indolora y seductora, podríamos decir que esta película nos tortura cómo espectadores, así cómo son torturados los protagonistas del film, que nunca saben que es lo que vendrá después, quién es realmente el más sádico de los asesinos ni hacia donde huir.
Probablemente el mayor logro, junto con la destrucción de cualquier concepto burgués de familia, amistad, placer y sexualidad sea la sensación de no saber realmente donde está límite para las perversiones, a cada paso o mejor dicho minuto de la película aparece algún personaje que luce cómo el peor o el criminal más retorcido que los anteriores, pero no es más que otro eslabón que será pronto superado en una especie de círculo vicioso, no sólo porque se genera a si mismo, sino porque se revela al final en la falsedad de creer que el que tiene el aspecto más civilizado es el menos brutal de los asesinos.

Habrá que prepararse para la segunda parte.

Desgraciadamente la copia que vi (la pasaron por el canal Universal Channel) estaba censurada en todos los desnudos, lo cual es lo mismo que decir que estuviera cortada en sus escenas sangrientas o que le hubieran sacado 30 minutos. Las tetas son esenciales en la desaforada estética propuesta y es una verdadera lástima no poder apreciarlas.

Buena.

lunes, 2 de marzo de 2009

007, Una cuota de consuelo. (Marc Forster). 007, Quantum of solace. 2008.

Creo que ya he dicho alguna vez: James Bond no me gusta. Recuerdo haber visto algunas películas, simpre con varios actores diferentes y ninguna me gustó, solamente a Pierce Brosnan le salía bien este papel que requiere ser elegante y fino aunque lo estén torturando o tenga que matar a alguien o salvar al mundo de su completa destrucción. Me parece que la elección de Daniel Craig (ahora que lo veo es parecido a Steve Mcqueen) es errónea, teniendo a un actor cómo Jason Stathan tan a disposición, más bien creo que le quedaría muy bien algún papel de policía duro en vez de espía fino. Por todo esto, creo que lo mejor es que comience explicando cómo fue que termine viendo esta película y, lo que es peor aún, pagando costosos 20 pesos por la entrada.
Primero que nada su antecedente más cercano Casino Royale me pareció realmente interesante, con buenas escenas de acción, un argumento aceptable y un poco distinto de las simples tramas anteriores con hombres que quieren conquistar al mundo con planes delirantes. Segundo, y tal vez lo más importante, fue la publicidad, no solo mostraba interesantes escenas de acción sino que vendían el argumento cómo una venganza. Las venganzas en el cine suelen ser buenas (miren por ejemplo Kill Bill) ya que dan un argumento sólido y simple para hacer mover la trama, para que nos identifiquemos con el personaje, a quién se le murió la mujer en la película anterior y principalmente porque dependiendo del tipo de héroe ahorran diálogos y subtramas, van directo al punto. A veces cuando pasan Casino Royale en la televisión suelo ver las escenas en el casino, creo que es principalmente para disfrutar de la belleza de Eva Green pero si la trama no funcionara, no la vería por más Evas que llenen la pantalla o al menos eso quiero creer. Tercero, que en las salas alternativas no daban ninguna película que me interesara.
Debo admitir que empieza bien, la primera escena tiene mucha acción, mucha violencia, sale directamente de la nada y parece que va a tener el mismo final, sin argumento pero también muestra que las escenas de acción no están bien filmadas, son demasiado rápidas y movedizas, casi no se puede saber qué es lo que está pasando ni da tiempo para disfrutarlas. Calculo que cada plano duraba menos de 5 segundos y esto parece continuar prácticamente sin cambios durante toda la película, sin dar tiempo para concentrarse en nada. Luego llega lo mejor: el malo, enquistado e indistinguible de entre los buenos es perseguido con ese estilo tan park cour (o cómo sea que se escriba) inaugurado por este James Bond por los techos de una ciudad italiana, caen por una ventana y de repente, el milagro, cada elemento de la puesta en escena tiene su importancia, las cámaras están puestas donde deben estar para que se note bien lo que está sucediendo y si bien no cambia el ritmo de planos de 5 segundos, todo es entendible, el suspenso es claro y por unos minutos somos llevados dentro de una precisa pieza de relojería que funciona a la perfección.
Después todo se vuelve rutinario, solamente salvados por algunos toques de humor y la actuación de Almaric, ninguna de las chicas le llega a los talones a Eva Green y si no fuera por el montaje aceleradísimo se volvería aburrida, pero creo que hay algo peor, no sé si será mi mala memoria, pero en varias secuencias se pasa a situaciones salidas de la nada que creo que tienen que ver con la película anterior, pero cómo no recuerdo y la película no se encarga de repasarlas, quedo cómo en el vacío. Tampoco están profundizadas las motivaciones de los personajes, principalmente del propio James Bond, hay algunas referencias pero nunca hay un diálogo o una expresión de odio o amor, ni siquiera una ideología errónea pero que realmente haga mover la trama, cómo en Búsqueda Implacable, si en aquella película la ideología era un error que no se podían sacar de encima, en esta se la sacaron y no dejaron nada más que una cascarita vacía y sin mucho brillo. Búsqueda implacable, es al lado de esta, mucho más recordable, por lo menos (disculpen la expresión) tenía huevos.

Con gusto a nada.

lunes, 16 de febrero de 2009

El curioso caso de Benjamin Button. (David Fincher). The curious case of Benjamín Button. 2008. Estados Unidos.

Ya sé que las comparaciones son odiosas, pero mientras veía esta película mediocre sobre un ser de extraordinaria mediocridad, no podía dejar de pensar en Perfume: la historia de un asesino de Tom Tykwer, porque ambos son cuentos de hadas, pero mientras Jean-Baptiste Bruonille hacia algo tan extraordinario con su particularidad, que hacía pensar que por una vez “el fin justificaba los medios”, aquí este ser humano de asombroso crecimiento invertido, lo único que quiere es pasar desapercibido. Ni logra justificar su filosofía en el crecimiento interior de sus viajes al final de su vida o al principio, simplemente toda la película es un medido elogio a vidas inmersas en la medianía, hasta la co-protagonista que era solo parte de un cuerpo del baile (es increíble pero en un película del Hollywood clásico esto no hubiera sucedido, ella hubiera sido sí o sí una gran estrella) tiene un accidente que la vuelve todavía más común, del montón.
Debo admitir que a veces, la película cambia de actitud pero esto sucede poco y es en personajes secundarios cómo el Capitán del remolcador o la señora Abbott, cruzando a nado el Canal de la Mancha, básicamente porque intenta decirnos que en realidad tomos somos especiales cómo Benjamín, sin importar la edad o lo que podamos hacer. Pero Benjamín no se destaca, primero porque él mismo no quiere y segundo porque excepto por su crecimiento invertido y su belleza física (en su edad adulta es interpretado por Brad Pitt, que aquí está mucho peor que en otras ocasiones en las que simplemente actuó mal; en cambio los actores jóvenes que lo interpretan cuando está viejo, están muy bien y el cambio es notorio) no tiene nada más que ofrecer, en cierto sentido termina siendo una cáscara vacía.
En muchos momentos el director David Fincher, comete los mismos errores que en otras películas de su autoría cómo El club de la pela (Fight Club) o Pecados Capitales (Seven), no sabe bien con cual tono manejar la película y mete muchas cosas y temas que nunca se integran sino que quedan cómo cambios repentinos y sin sentido. El reloj que anda al revés (el mejor segmento de la película), la escena de acción en la guerra, el romance con la señora Abbott, el relato del accidente, el colibrí (que tiene el mismo significado que la pluma de Forrest Gump (Robert Zemekis) pero sin su claridad ni su simpática demagogia), son todos segmentos que parecen salidos de películas diferentes, y algunas lucen cómo si estuvieran bien resueltos, pero cuando aparecen secuencias similares, no respeta lo que ya estaba haciendo. Cuando los personajes recuerdan, estos recuerdos se muestran, utilizando las técnicas cinematográficas que había en esos momentos, pero esto solo sucede en algunos casos (el viejo al que le cae un rayo recuerda cómo película muda) y en otros se olvida completamente (las secuencias de la primera guerra mundial están a color y no en blanco y negro).
Creo que mejor hubiera sido un cortometraje con la historia del reloj que funciona haciendo retroceder la hora y no estas 2 horas y 45 minutos, que aunque un poco emocionantes por momentos, no consiguen algo gratamente recordable. Igual que su personaje, tiene algo extraordinario, pero resulta ser mediocre.

Regular.

lunes, 2 de febrero de 2009

Puerta de embarque. (Olivier Assayas). Boarding gate. 2007.

Esta es una película que hace de la confusión el centro (y todos los costados) de su trama. Básicamente es el reencuentro de una pareja, que desatará unas pasiones que llevarán a un crimen sin sentido, que será aprovechado e instigado por grandes empresas multinacionales. Uno de los problemas es que la chica protagonista (Asia Argento, un poco masculina pero sin perder ni una pizca de atractivo), no puede pensar mucho ni en el pasado ni en el futuro, todo para ella es un “ahora” eterno e irreflexivo. Impulsiva, pasa del amor al odio sin mucho trámite.
Él es gerente de una empresa internacional muy importante, ella trabaja para una empresa competidora. Pero la manipulan, y la convencen de cometer el crimen. Luego llega la parte interesante, más de la mitad de la película es la huida de la chica, pero ¿Quién la protege? ¿Alguien la protege? ¿Quién y porqué la traicionan? Aquí está la parte realmente confusa, igual que su película anterior la brillante Demonlover (2002), las grandes corporaciones están tan expandidas y tienen tantos cargos, gerentes, subgerentes que al mismo tiempo que es imposible escapar de su alcance, las responsabilidades de diluyen en sus organigramas flotantes y sus decisiones parecen carecer de mayor sentido que la simple supervivencia organizacional.
Filmada con una mirada de asombro constante, y suspenso creciente, tal vez la parte más floja sea el principio con los largos diálogos entre la pareja, que solamente ellos parecen entender y las escenas de sexo que comienzan y terminan así nada más sin prólogos ni epílogos, pero luego esta forma de “quedarse afuera” se expande tanto que no podemos estar seguros si fue premeditado por el director o simplemente, igual que la protagonista, se metió en un lío que no pudo controlar.
Casi muy buena.

jueves, 22 de enero de 2009

Los mejores estrenos del 2008

Para mi primera entrada, elegí algo muy fácil, pues a todos los cinéfilos nos gustan, simplemente poner la lista de los, para mi, 10 mejores estrenos del año 2008.

1.-Petróleo sangriento, (Paul Thomas Anderson).
2.- Shara, (Naomi Kawase).
3.- Election 2 , (Johnnie To).
4.- El extraño mundo de Jack 3D, (Henry Selick)
5.- Meteoro: la película, (The Wachowski Brothers)
6.- Wall-e, (Andrew Stanton)
7.- La conspiración, (Paul Haggis).
8.- El diario de los muertos, (George A. Romero )
9.- La joven vida de Juno, (Jason Reitman)
10.- El gran golpe, (Roger Donaldson)

La peor: Los fantasmas de Goya, (Milos Forman)

La lista completa de todos los estrenos vistos del 2008 es la siguiente:
[●REC], (Jaume Balagueró y Paco Plaza)
Aniceto, (Leonardo Favio)
Antes que el diablo sepa que estás muerto, (Sidney Lumet)
Búsqueda implacable, (Pierre Morel)
Construcción de una ciudad, (Néstor Frenkel)
El diario de los muertos, (George A. Romero )
El extraño mundo de Jack 3D, (Henry Selick)
El gran golpe, (Roger Donaldson)
El nido vacío, (Daniel Burman)
El orfanato, (Juan Antonio Bayona)
Election 2 , (Johnnie To)
Gángster americano, (Ridley Scott)
I'm not there, (Todd Haynes)
Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal, (Steven Spielberg)
La conspiración , (Paul Haggis)
La joven vida de Juno, (Jason Reitman)
La nube errante, (Tsai Ming-liang)
La próxima estación, (Pino Solanas)
Las crónicas de Narnia: el príncipe Caspian, (Andrew Adamson)
Leonera, (Pablo Trapero)
Liverpool, (Lisandro Alonso)
Los fantasmas de Goya, (Milos Forman)
Meteoro: la película, (The Wachowski Brothers)
Naturaleza muerta, (Jia Zhangkie)
Petróleo sangriento, (Paul Thomas Anderson)
Promesas del Este, (David Cronenberg)
Quantum of Solace, (Marc Forster)
Red de mentiras, (Ridley Scott)
Shara, (Naomi Kawase)
S.O.S. ex, (Andrés Tambornino)
Sweeney Todd, el barbero demoníaco de la calle Fleet, (Tim Burton)
Una mujer partida en dos, (Claude Chabrol)
Viaje al centro de la tierra, (Eric Brevig)Wall-e , (Andrew Stanton)

miércoles, 21 de enero de 2009

Introducción

Creo que el objetivo principal e inicial de este blog es bastante ambicioso: reemplazar el sitio Celuloide de Lara Croft (http://www.celuloide.com.ar/) y por eso supongo que la mejor manera de comenzar es invitar a Lara Croft, Ezequiel Villarino, B.-, Capmidnight y muchos otros que hicieron que ese sitio llegara al millón de comentarios a escribir también en esta Web. Además me gustaría que también me visitaran Marcos Vieytes y Fabian Roberti a quienes conozco personalmente y me atrevo a decir que si alguna vez no los dejan escribir en sus sitios habituales, este es su lugar. Y últimos pero no menos importantes las más de 10 personas que desde hace más de un año soportan que una vez al mes les llegue mi informe o newsletter sobre las películas que vi.
No creo que yo escriba tantas notas ni tan seguido cómo Lara Croft lo hacía ni que incluya listas de estrenos y estadísticas de las películas más vistas, porque a mí no me interesan solamente los estrenos, me interesan todas las películas, sin importar origen, año, idioma, género (aunque me gusta el terror) o tema.
Es posible que igual que en Celuloide, a veces me salga de tema y ponga comentarios sobre televisión, video clips y música, pero para eso falta mucho. Espero pronto poner mi primer post (o cómo quiera que se llame).
A quienes que les interese este blog, además de dejar su comentario, pueden escribirme a painebar@hotmail.com
Saludos